EJE SALUD MENTAL

“Las palabras solo sellan lo que el cuerpo ya sabe” D’Ors

El ser humano, las organizaciones sociales y los nuevos tiempos invitan a una reflexión sobre lo que realmente necesitamos para tener una vida digna, con bienestar, tal vez “más humanas”. El hombre contemporáneo que vive en una sociedad de masas y estandarizada, se siente alienado, deshumanizado. Es por esto, que, aunque rodeado de mucha gente se siente solo ante su propia existencia, encarando sus propios miedos, dudas, ansiedades. Se requieren profesiones, herramientas, métodos adecuados a la gente de hoy, a las necesidades de hoy, en este mundo dinámico, digital, cambiante, acelerado y pos pandémico.

Pero, más allá de las técnicas y métodos, tal vez lo que requerimos es una visión humanista, holística, que nos permita la comprensión del ser humano en todas sus dimensiones. Formas y abordajes que, en otras épocas, como la del Antiguo Egipto y de la Grecia clásica, entendían al ser humano desde una biología integral; o las miradas orientales, milenarias que incluyen la energía como parte del ser; o de las de los indígenas, quienes con sus miradas sistémicas asumen al ser humano en comunión permanente con la naturaleza, con el medio en el que están inmersos.

Es por esto que el debate sigue presente: ¿Qué significa una visión integral del ser humano?
¿Cómo podemos tener una comprensión desde una visión epistemológica que nos permita trascender las teorías para volverlo realidad en la práctica? ¿Cómo podemos dar el salto, por fin, de una mirada positivista, lineal, reducida, a una mirada sistémica para la complejidad? ¿Cómo podemos avanzar de procesos centrados en lo analítico a lo sentido; de lo preestablecido a lo espontáneo y centrado en la persona? ¿Cómo podemos ver a este ser humano en contexto, en lo cotidiano, en su realidad?

La salud mental juega un papel fundamental en esta mirada integral del ser humano. Tema que tomó mayor relevancia desde la pandemia de 2020. Pretendemos generar una reflexión sobre nuestro quehacer a través de diálogos disruptivos, sobre nuestra posibilidad de acción transdisciplinar.

La OMS informa que la problemática en salud mental debe ser atendida con prioridad pues en el último año la ansiedad, la depresión, el estrés postraumático, las dificultades de memoria y atención, los trastornos de sueño, las adicciones y el suicidio han incrementado de manera muy importante la demanda de servicios y muy especialmente en los grupos vulnerables como los niños, adolescentes, mujeres, adultos mayores, migrantes y desplazados .

La salud mental ha sido históricamente desatendida. Antes de la pandemia se estimaba que los países destinaban solo alrededor del 2% de sus presupuestos para atención de la salud mental, y la OMS instó en el 2020 a todos los países en la conmemoración del día mundial de la salud mental a trabajar por un incremento en las asignaciones presupuestales con el propósito de fortalecer las acciones en salud mental bajo el lema “Salud mental para todos: Mayor inversión, mayor acceso” (OMS, 2020). De otro lado, el talento humano es deficiente en calidad de formación y en número, pues se estima que en el mundo hay menos de un profesional formado en salud mental por cada 10.000 personas. La incidencia de enfermedad mental ha aumentado en la población general en los últimos dos años debido a factores como el aislamiento social, el confinamiento, el aumento del desempleo, la violencia, la inequidad y el aumento del uso de drogas y estimulantes , entre otros. Así que vemos claramente la gran incidencia de los condicionantes sociales sobre la salud mental. De acuerdo con la Organización Panamericana de la salud (OPS,2023) la Salud Mental en la región de las Américas ha sido afectada de manera importante después de la pandemia: Casi un tercio de todos los años vividos con discapacidad (AVD) y una quinta parte de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) se deben a enfermedades mentales, neurológicas, consumo de sustancias y suicidio, los trastornos depresivos y de ansiedad son la tercera y cuarta causa de discapacidad, el consumo de alcohol y el suicidio se han incrementado en la región.

En Colombia, de acuerdo con el Ministerio de Salud, la situación de salud mental es preocupante, “las condiciones que generan diversos trastornos mentales se encuentran ligados principalmente con las condiciones de violencias de diversa índole, conflicto armado interno, otro tipo de violencias externas, violencia escolar por parte de compañeros, compañeras o profesores, violencia intrafamiliar, consumo de sustancias psicoactivas (alcohol, cigarrillos y otras sustancias), eventos traumáticos en cualquier etapa de la vida, falta de involucramiento parental y disfunción familiar”.

La depresión y ansiedad se triplicaron y un 44.7% de los menores tienen indicios de algún problema en su salud mental. En los adolescentes la ansiedad, la fobia social, la depresión y la ideación suicida se han incrementado.

Frente al panorama referido, se propone desarrollar este eje a través del ciclo vital, buscando generar reflexiones a lo largo de las diferentes etapas de la vida del ser humano en contexto. Definimos unas categorías transversales que pretendemos se desarrollen directa o indirectamente en cada uno de los componentes del ciclo vital: Respeto, dignidad, libertad, autonomía.

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